Isla de Pascua regula turismo

03 de Agosto de 2018 2:42pm
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Isla de Pascua regula turismo

En Isla de Pascua, los turistas solo podrán permanecer un máximo de 30 días, pues el crecimiento demográfico está amenazando la sustentabilidad ambiental de ese territorio chileno.

Con 116.000 turistas al año y una población de 7.750 personas de acuerdo al último censo -sólo un 40% de ellas nativas-, la Isla de Pascua trató por años que el gobierno chileno regulara la llegada de visitantes. Ya entró en vigencia la ley aprobada por el Congreso el pasado marzo.

“Esta es una isla mágica, todos queremos visitarla, pero también es una isla sensible y por lo tanto tenemos que cuidarla. La nueva ley lo que busca es regular el turismo en la isla”, dijo  al canal de noticias 24 horas el presidente Sebastián Piñera desde Rapa nui, nombre de la isla en lengua vernácula.

A partir de ahora, además de limitar la permanencia tanto para extranjeros como para chilenos no nativos, quienes quieran viajar a Isla de Pascua deberán llenar un formulario especial, tener una reserva en algún hotel o presentar una carta de invitación de algún isleño, junto con pasajes de ida y vuelta.

Quienes pretendan vivir en la isla deberán ser padre, madre, cónyuge o hijo de una persona perteneciente a la etnia rapa nui, el pueblo originario de la isla de origen polinesio. Fuera de esta ascendencia, podrán vivir en la isla funcionarios públicos, trabajadores de organizaciones que presten servicios al Estado y quienes desarrollen alguna actividad económica independiente en dicho territorio junto a sus familias.

La regulación se presenta en medio de un creciente auge del turismo y el desarrollo inmobiliario -principalmente hoteles- en esta isla, uno de los destinos turísticos más apreciados de Chile, cuya extensión alcanza a los 168 km2 y se ubica en la Polinesia a unos 3.500 km del continente americano.

Los isleños se quejan de que la masiva presencia de “los del conti” -como llaman a quienes vienen desde el resto de Chile- está agotando los recursos naturales, como el agua y la energía eléctrica, provocando, además, la pérdida de la idiosincrasia local.


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