Rescatan Casa del Queso en Santiago de Cuba

Dicen que hace algunos años atrás era un sitio de obligada visita para los amantes del producto final de la leche cuajada, y aunque el paso del tiempo amilanó su hermosura, ahora se trabaja en su restauración.

Variedad y calidad de quesos distinguían el servicio. Trato amable, ambiente acogedor, unido a la rica historia del inmueble que le daba un toque de antigüedad y distinción.

Construido en el siglo XIX y situado en el centro histórico de la ciudad de Santiago de Cuba exactamente en la calle Heredia esquina a San Félix, era según su tipología constructiva una vivienda-comercio.

En la segunda planta vivían alrededor de 12 núcleos familiares, unos 37 habitantes en un área total de 392.11m² entre los dos niveles, según comenta la Arq. Leonor Aportela Gilling proyectista general de la obra.

“Era evidente el fuerte hacinamiento, precariedad de la mayoría de los apartamentos y malas condiciones de vida, esto arrojó, en función de los balances de áreas, que solo 6 familias serán las que permanezcan en el sitio luego de la remodelación”, dijo.

Primero se pensó en utilizar la planta baja como Bar Bohemio, pero teniendo en cuenta las molestias que esto traería consigo para los moradores, se prefirió entonces, conservar la historia y la tradición de Casa del Queso.

Por su particular ubicación en uno de los anillos fundacionales del centro histórico de la ciudad, y por las regulaciones urbanísticas, este añorado espacio mantendrá su fachada de madera, similar a la original.

Pero su dañada estructura plantea retos a la arquitectura, puesto que se necesitará combinar hormigón y madera para poder recuperar el inmueble que prevé mantener su construcción en forma de O y su patio interior.

Tomemos en cuenta que “las labores preliminares arrojaron la necesidad de eliminar añadidos, apuntalar áreas y la exploración de elementos componentes y con esto la demolición total del 50% del edificio”, aseguró Aportela Gilling.

Lo cierto es que ya hay resultados, y una gran parte de lo logrado hasta hoy es gracias a la Empresa Forestal Santiago y por supuesto, a los trabajadores del Conservador de la Ciudad que encabezan el proyecto.

Ahora resta esperar que las labores culminen, que el servicio comience a prestarse para poder disfrutar nuevamente del olor y sabor a queso.