Monguí reabre sus puertas

25 de Mayo de 2016 1:55pm
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La antigua basílica de Monguí (1694), poblado de aires coloniales, acoge nuevamente hoy a los habitantes de ese pintoresco asentamiento colombiano, cuya vida palpita aún alrededor de la plazoleta central y el templo.

 Deteriorados por el paso de los años y la ausencia de mantenimiento, el recinto religioso y el convento adjunto recuperaron su apariencia original gracias a un proceso de restauración impulsado por el Ministerio de Cultura que incluyó labores tanto de reforzamiento estructural como de remozamiento de los vetustos pisos y la carpintería de madera.

 Rescatar la pintura mural hallada en la cúpula de la basílica fue otra de las prioridades de las tareas de salvamento, en las que se invirtieron más de seis mil millones de pesos (unos dos millones de dólares), precisaron expertos a la prensa.

 Tales faenas fueron resultado de una cruzada emprendida por esa cartera a fin de preservar espacios considerados emblemáticos.

 Reunidos otra vez en la instalación levantada siglos atrás por los frailes franciscanos, los lugareños -reconocidos cosecheros y fabricantes de balones de fútbol- agradecen ahora la reconstrucción de esa edificación, que estuvo en peligro por su avanzado desgaste.

 Se trata de uno de los monumentos sagrados de Boyacá y Colombia, aseguró el alcalde de Monguí, Henry Argüello, durante la reciente reapertura del templo, tras adelantar que tal joya arquitectónica será eje del turismo en la localidad, distinguida por sus casas de paredes blancas, puertas verdes y cubiertas a dos aguas.

 Erigido entre 1694 y 1760, en él prevalece el estilo romántico y en su interior perduran algunas piezas elaboradas por el reconocido pintor Gregorio Vásquez (1638-1711), considerado el más prominente de Colombia, las cuales serán exhibidas en un museo.

 Con anterioridad el Ministerio de Cultura auspició la restauración de varias capillas de adoctrinamiento del período de la colonia, situadas en El Cauca.

 Mucho hay que andar para llegar a Monguí, incluido en la lista de los pueblos más bellos del país y bautizado como el más hermoso del departamento de Boyacá.

 Es preciso atravesar el altiplano cundiboyacense, con sus sinuosos senderos y zonas de neblina, para llegar desde Bogotá a ese asentamiento, un trayecto que por carretera demora casi cuatro horas.

 Al final del itinerario las vistas del pueblito con sus casas de balcones cubiertos de flores, las tiendas llenas de balones de cuero -confeccionados a mano por los lugareños-, la iglesia de piedra y los pobladores cubiertos con las típicas ruanas de lana, compensan el largo recorrido por la sabana.

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