Luisa Pérez de Zambrana: poetisa singular

18 de Septiembre de 2014 2:23pm
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Luisa Pérez de Zambrana: poetisa singular

En la finca Melgarejo cerca del poblado del Cobre nació el 25 de agosto de 1835 Luisa Pérez y Montes de Oca, quien luego de contraer matrimonio con el crítico literario, intelectual y promotor cultural habanero Ramón Zambrana perdería su apellido materno para ser la Señora de Zambrana.

Martí la describió en la crónica del 28 de agosto de 1875 como pura criatura, a toda pena sensible y habituada a toda delicadeza y generosidad. Cubre el pelo negro en ondas sus abiertas sienes; hay en sus ojos grandes una inagotable fuerza de pasión delicada y de ternura; pudor perpetuo vela sus facciones puras y gallardas.

Así era esta bella santiaguera que a la edad de catorce años comenzaría a escribir sus primeros versos que recrean el ambiente bucólico donde vivió hasta la muerte de su padre.

Santiago de Cuba, su segunda morada, le abrió nuevos caminos que aunque no fueron definitivos si consolidaron aún más su poesía. Los círculos literarios de la época reconocieron la calidad de sus versos por la claridad del lenguaje.

El Lirio, La Gota de Rocío, Noche de Luna, Al ponerse el sol, A Julia en la fuga del sinsonte o Una ofrenda a la virgen son algunos de los cantares a su tierra natal.

Luisa publicó un volumen de poemas que circuló entre los intelectuales más prestigiosos de la provincia y del país en busca de reconocimiento pero sin proponérselo encontró el amor.
Ramón Zambrana y Luisa contraen matrimonio el 16 de septiembre de 1858, fruto de esta unión fueron sus cinco hijos. A partir de este momento su vida social e intelectual comienza a desarrollarse en la capital del país.

Publicó en periódicos como La Habana, Cuba Poética, Álbum cubano de lo bueno y de lo bello, La Verdad Católica, Cuba Literaria y Diario de la Marina su segundo volumen de poemas donde canta a su nueva vida A mi esposo; Mi casita Blanca; Al campo; Canto a mi madre, La Melancolía, entre otros.

En La Habana exaltó también su obra poética visitando tertulias literarias como la de Nicolás Azárate y tuvo el privilegio de coronar a Gertrudis Gómez de  Avellaneda en 1860, en el Teatro Tacón. Además del dolor profundo por el que pasó por las pérdidas de sus seres más queridos.

De repente esta romántica mujer se ve sola en el mundo. Su esposo fallece a los ocho años de casados y luego cada uno de sus hijos en plena juventud y hasta su hermana Lucía, también poeta y santiaguera.

El sufrimiento inmenso de Luisa de Zambrana lo reflejó en sus poesías, las cuales ocupan hoy un lugar importante en la literatura del siglo XX y están consideradas entre las mejores de Cuba e Hispanoamérica.

Su obra se caracterizó por ser sensible, melancólica, tierna, con reflexiones religiosas y filosóficas sobre la muerte: estas dos últimas características se dan a notar en las elegías La vuelta al bosque en honor a su esposo y Dolor supremo y Martirio a sus hijos.

Considerada por Enrique José Varona como la más insigne elegíaca de nuestras líricas y por otra parte Martí dijo sobre su obra se hacen versos de la grandeza, pero solo del sentimiento se hace poesía. Esta singular poetisa murió a los 87 años en Regla, el 25 de mayo de 1922.

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