La muerte de Martí en Santiago

19 de Mayo de 2015 4:22pm
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La muerte de Martí en Santiago

Los cubanos en New York no podían creer la muerte de Martí. Fue difícil imaginar sin vida aquel incansable hombre, lleno de patriotismo, que fundó el Partido Revolucionario Cubano (PRC) y organizó la Guerra Necesaria.

De los trágicos sucesos del 19 de mayo de 1895 fue informado Máximo Gómez, quien trató de rescatar el cadáver, pero fue en vano. Según un escrito de Jorge Oller Oller, en Cuba Periodista, el sitio de la UPEC, los soldados españoles que le dispararon al Maestro revisaron sus objetos personales y encontraron cartas, documentos, una foto, un pañuelo y un reloj con las iniciales J. M.

Se dieron cuenta de quién se trataba, se apropiaron del retrato e informaron rápidamente al coronel José Ximénez de Sandoval, jefe de la Columna. Se examinó la documentación y fue identificado el cuerpo, gracias a dos oficiales: el capitán Enrique Satué y el guajiro Carlos Chacón, ambos conocedores del Apóstol. Entonces, Ximénez de Sandoval ordenó salvaguardarlo y partir hacia Remanganagua, para informar a sus superiores desde Santiago de Cuba.

En ese trayecto, la columna española fue hostigada por las fuerzas del General Quintín Banderas, que trataban de rescatar el cuerpo del Apóstol. Sobre las ocho de la mañana, la comitiva hispana llegó a Remanganagua, dio a conocer la noticia al Gobernador militar de Santiago de Cuba y este al Capitán General de la Isla, que a la vez cablegrafió urgentemente a la Reina Regente y al Gobierno de Madrid.

El Gobernador militar de Santiago ordenó al médico militar Pablo Aurelio Valencia que se trasladara a Remanganagua para exhumar, verificar la identificación del cadáver, embalsamarlo y traerlo a Santiago de Cuba para ser enterrado en esta ciudad.

A partir de ese momento, la prensa en todo el mundo publicó el hecho, pero los compañeros y amigos de Martí en Nueva York se negaban a darle crédito. Gonzalo de Quesada comisionó a Ricardo Muñiz, revolucionario que tenía pasaporte norteamericano, para que esa misma tarde embarcara en el vapor Niágara rumbo a Santiago, donde establecería contacto con Desiderio Fajardo, delegado oficial de la Junta Revolucionaria Cubana en esa ciudad, para confirmar el suceso.

El cortejo fúnebre con los restos de Martí llegó a Santiago el 26 de mayo, después de haber estado en San Luis y Palma Soriano, y es trasladado al cementerio Santa Ifigenia; el entierro fue al otro día en el nicho 134 de la galería sur de la necrópolis santiaguera. El 28 llegó Muñiz a Santiago y constata con Fajardo, pero este no sabía que ya habían reconocido el cuerpo y atribuye solo a los españoles la comunicación del acontecimiento; también le habla de la fotografía encontrada entre las pertenencias del baleado y le promete una copia. Obtenida esta, Muñiz le inquiere si estaba seguro de que fue encontrada entre las cosas del Maestro; Fajardo asiente, y el otro dice emocionado: “Hemos perdido a Martí y la Revolución ha sufrido un golpe terrible, pero esto no significa que hayamos perdido la guerra”. El retrato era de María Mantilla y sólo en poder de Martí podía encontrarse El 17 de junio regresa Muñiz a Estados Unidos, cuenta lo vivido y confirma la noticia. espués de 29 días de lo acaecido en Dos Ríos, no hay dudas: el Delegado ha muerto.

El Partido Revolucionario Cubano publicó la siguiente nota en el semanario Patria "Ultima hora" “Al entrar en prensa el presente número, recibimos la cruel certidumbre de que ya no existe el Apóstol ejemplar, el Maestro querido, el abnegado José Martí. Patria, reverente y atribulada, dedicará su número próximo a glorificar al patriota, a enaltecer al inmortal".

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