Historia de un Cuartel

26 de Julio de 2014 9:58am
webmaster
Historia de un Cuartel

Son  muchas las personas que conocen los hechos acontecidos el 26 de julio de 1953 en el “Cuartel Moncada” de Santiago de Cuba. En el pueblo indómito la memoria aún fresca de los más viejos de casa les permite recordar aquella madrugada: los disparos que parecían fuegos artificiales, recuérdese que para esa fecha Santiago celebra sus famosos carnavales; las dudas porque nadie conocía con certeza qué pasaba en el Cuartel; los comentarios de que los soldados se estaban enfrentando entre ellos; la prohibición de los mayores de salir a la calle “a nada”.

Pero cuántos saben las historias que albergan los intimidantes muros del “Moncada”, cuándo fue construido, quiénes estuvieron en sus celdas, cómo llega a convertirse en símbolo de terror, odio y represión.

El Grupo Excelencias le ofrece conocer sobre estos interesantes temas en nuestra cuenta regresiva que hoy proponemos, además, sea cronológica.

1834: Es nombrado Gobernador de la Isla el Teniente General Miguel Tacón, quien no ocultaba su desprecio hacia los criollos de las colonias españolas por el simple hecho de haber sido derrotado por las fuerzas de Simón Bolívar en América. Este sentimiento de antipatía fue expresado rápidamente cuando dictó injustas medidas contra los cubanos, entre ellas las órdenes de crear una cárcel en La Habana y un presidio  - cuartel en Santiago de Cuba. El proyecto de la nueva cárcel en la ciudad oriental no fue ejecutado hasta 1859 por el Gobernador del Departamento Oriental de la Isla, brigadier Carlos de Vargas Machuca y tuvo por nombre cuartel del Nuevo Presidio, por estar destinado a servir de cárcel departamental.

1859: Como expresaba Don Emilio Bacardí en sus “Crónicas de Santiago de Cuba”, el presupuesto para la construcción del Cuartel fue de unos 300 000 pesos cubanos, dirigiendo la obra Manuel Ciria, marqués de Villaitre. El cuartel estaba concebido como un amplio cuadrado de unos 180 metros de frente por 77 metro de fondo y sería ubicado en la planicie donde terminaba la población por el este y colindante al solar que había de ocupar, en 1862, el Hospital Militar.

En una primera etapa la fortaleza contaba con una planta baja de sólida construcción y varios cuartones en el sótano que serían destinados a calabozos con capacidad para 200 presos. Sin embargo la Guerra de los 10 Años hizo variar los planes con respecto a la función del edificio.

1868: El régimen imperante, que tenía concebido construir otro edificio para amparar tropas de infantería y caballería, presionado por el tiempo y por las necesidades militares que traía consigo la guerra, y valorando la posición estratégica que tenía el cuartel del Nuevo Presidio, decide convertirlo en una fortaleza bélica. De modo que la cárcel fue transferida hacia la parte oeste de la ciudad y el referido cuartel acogió las fuerzas de caballería e infantería que luchaban contra los mambises.

En el transcurso de la llamada “Guerra Grande” decide cambiar el nombre de la fortaleza por el de Cuartel Reina Mercedes, en honor  a la reina española, conociéndose con este nuevo nombre y manteniendo sus funciones hasta los primeros meses de la república mediatizada.

1898: Estados Unidos entra en la Guerra Hispano – Cubano cambiando el rumbo de la misma y con él el destino de un país que ya se perfilaba como nación soberana. Los norteamericanos no dejan entrar a los mambises a Santiago de Cuba y con la toma de la capital oriental se adueñan igualmente de las principales plazas militares. El cuartel Reina Mercedes pasa a manos yanquis y la bandera española fue arriada y en su lugar se iza la de Estados Unidos, demostrando su señorío en la Isla.

1902: Ondea por primera vez la bandera cubana en el asta mayor del Cuartel Reina Mercedes, sin embrago el dominio norteamericano en la vida política cubana se manifestará durante los primeros 58 años del siglo XX. “El Reina Mercedes” no cambia su esencia represiva convirtiéndose en recinto oficial de la guardia rural.

Por esta época, y a sugerencia del general Saturniro Lora, se cambia el nombre del cuartel por el de Guillermón Moncada, en homenaje al insigne patriota de las gestas independentistas que guardó prisión en el mismo.

El homenaje a Guillermón, lamentablemente no pasó de los primeros momentos ya que en los gobiernos posteriores, especialmente durante las largas dictaduras de Machado y Batista la palabra “Moncada” estuvo lejos de recordar al glorioso mambí, muy por el contrario, el solo mencionar su nombre se asociaba al crimen, la tortura y la represión contra los mejores hijos del pueblo.

1912: Durante la llamada sublevación de los integrantes del Partido Independiente de Color el cuartel Moncada sobresale como centro de operaciones de los cuerpos represivos contra los inconformes con el género. En esas circunstancias se desata una terrible persecución contra los insurrectos que alcanzó a personas que nada tenían que ver con los acontecimientos.

El Jefe de la Guardia Rural, General José de Jesús Monteagudo se trasladó a la provincia oriental donde estaba el foco de la rebelión y fijó en el cuartel su centro de operaciones. Cientos de testimonios recogen los sucesos que dan cuenta de los excesos e injusticias cometidas contra la población negra de Oriente, especialmente contra los detenidos que eran trasladados a las celdas del Moncada.

1917: Fue en el edificio al que hoy nos referimos donde se inició el golpe de los liberales contra el burdo cambio electoral realizado por Menocal y su partido en esta época.  A mediados de febrero  se subleva la guarnición del cuartel y se declara solidaria del liberal José Miguel Gómez. Políticos y militares celebrarían en el patio de la fortaleza  al compás de “La Chambelona” un movimiento que se extendería por todo el país.

1920 -1930: Con el auge de la rebeldía estudiantil y del movimiento obrero y comunista se abre una nueva etapa en la lucha del pueblo cubano. La dictadura machadista recrudece la situación y aunque el cuerpo policíaco domina la acción represiva, el Moncada se mantiene como albergue de revolucionarios presos. A sus calabozos, durante la tiranía de Machado, fueron enviados numerosos dirigentes, obreros, participantes en huelgas y pueblo en general, destacándose en 1931 el joven Antonio Guiteras Holmes.

El movimiento revolucionario crece y Machado huye el 12 de agosto de 1933, la traición, acogida en los cuarteles y estimulada por el imperialismo norteamericano, frustra la radicalización del proceso.

1930 – 1937: Desde 1933 Batista es el “hombre fuerte” de los americanos. Su dictadura se va a caracterizar por el predominio militar como elemento de fuerza, los cuarteles adquieren gran importancia en la política represiva. Durante estos años el dictador tendrá especial empeño en reforzar el Moncada. Debido al crecimiento de la urbe santiaguera, el cuartel quedaba precisamente en el centro de la ciudad y era ese tipo de edificaciones la que eran útiles, cuarteles cuyas armas apuntaran al pueblo y garantizaran la opresión.

Por este motivo en particular no fue extraño que el gobierno mandara a reconstruir la fortaleza luego de un “extraño” incendio acontecido el 11 de diciembre de 1937. Tres días después, y sin muchas averiguaciones sobre el siniestro, los periódicos anunciaban en grandes titulares: Concede la Cámara de Representantes cien mil pesos para la reconstrucción del Moncada.

Es interesante recordar que fue precisamente durante la dictadura batistiana cuando se construyeron los anchos muros y garitas que conocemos en la actualidad.  

1953: Por primera vez, luego de casi medio siglo de existencia, la fortaleza militar que hoy nos ocupa tembló ante una acción revolucionaria. Se trataba de un plan que comprendía la ocupación de otras edificaciones, pero que tenía como objetivo central la toma del cuartel – cárcel. La intención de la llamada “Generación del Centenario”, por cumplirse ese año el centenario del natalicio de José Martí,  era apoderarse por sorpresa del control  y por primera vez entregar al pueblo las armas de la fortaleza del Moncada.

Como es conocido la acción fracasa desatando la furia contenida y convirtiendo al cuartel en sitio de tortura. Precisamente  Fidel Castro denunciaría en una oportunidad:

El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y de muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantal de carniceros. Los muros se salpicaron de sangre; en las paredes, las balas quedaron incrustadas con fragmentos de piel, sesos y cabellos humanos, chamuscados por los disparos a boca de jarro, y el césped se cubrió de oscura y pegajosa sangre.

1959: Huye Batista y con él todo el odio acumulado en esos años. El comandante Raúl Castro con un reducido grupo de hombres entra en la fortaleza y habla con los oficiales. Por orden de Fidel los insta a rendirse. Luego les habla a las tropas reunidas en el polígono y al observar unos retratos de Batista y Tabernilla en la pared, los arranca y los lanza contra el suelo, los soldados lo aplauden.

El Moncada nunca más volvería sus armas contra el pueblo porque este lo había tomado, lo que vendría después es harto conocido. Habían transcurrido, por esas coincidencias que siempre nos depara la historia de Cuba, 100 años desde que los colonialistas españoles en 1859 pusieran la primera piedra del CUARTEL DEL NUEVO PRESIDIO.

Back to top