El virtuosismo en la joven pianista cubana Willanny Darias Martínez

27 de Julio de 2015 3:58pm
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El virtuosismo en la joven pianista cubana Willanny Darias Martínez

Willanny Darias Martínez es una joven y talentosa pianista que se presentó por primera vez en escena en su natal Cuba, cuando tenía una edad en la cual la mayoría de las niñas sueñan con convertirse en princesas y se van a dormir con cuentos de hadas.

Estudió piano desde que estaba en la primaria hasta que cursó estudios en la secundaria, y ganó numerosos premios durante todos estos años. Actualmente está terminando su formación musical en la prestigiosa Manhattan School of Music, en la ciudad de Nueva York.

Caribbean News Digital entrevistó en exclusiva a esta pianista para conocer la experiencia que está viviendo y sus planes para el futuro.

¿Qué puede decirnos sobre estos cinco años en la Manhattan School of Music? ¿Fue difícil acostumbrarse a un país diferente, con una cultura diferente y nuevo ambiente?

-Ha sido una experiencia increíblemente fructífera. Yo no diría que fue “difícil” acostumbrarme a eso, pero realmente fue un gran cambio, desde el idioma hasta la ciudad y el estilo de vida.

Ha habido momentos de soledad y momentos de frustración, pero yo diría que han sido superados por los momentos de inspiración. De manera general, he aprendido mucho y me he fortalecido.

Una de las cosas que siempre me han encantado de NYC es que nunca me sentí como una forastera porque hay muchísimas personas de todo el mundo – cada uno con sus propios puntos de vista, cultura y personalidad. La Manhattan School of Music (MSM) ha sido un lugar donde he crecido musicalmente y personalmente, donde he aprendido no solo en las clases, sino con mis colegas.

Las lecciones de mi maestro Solomon Mikowsky me han guiado en la dirección correcta no solo como pianista, sino como artista y ser humano – él me ha pasado su vasta experiencia y me ha dado consejos que siempre conservaré en mi memoria.

Los otros cursos en la MSM (algunos obligatorios y otros opcionales) me han enriquecido como músico, han expandido mi horizonte, me han brindado fuentes de inspiración, y han intensificado mi curiosidad en cuanto al mundo de la música y el arte, el cual es tan inmenso que toda una vida no es suficiente para explorarlo.

También he aprendido muchísimo de todos los conciertos, ensayos, recitales, óperas y piezas de teatro musical a las cuales he asistido en mi escuela, de forma gratuita – una increíble oportunidad para escuchar y aprender de mis compañeros en la MSM, otros estudiantes, y en ocasiones de artistas de talla mundial.

¿Qué está haciendo actualmente?

-He concluido el primer año de mi maestría en la MSM y durante este año he crecido mucho, pues tuve que alternar las exigentes pero inspiradoras clases en la MSM (incluyendo una donde estudié siete óperas Wagner y tuve que hacer pruebas y presentar ensayos en cada una de ellas) con más presentaciones que las que estaba acostumbrada (incluyendo las cuatro rondas en la Competencia de Panamá, mi debut oficial en NYC, dos recitales, y varias presentaciones en la escuela) además de una nueva pero muy prometedora relación romántica.

Acabo de dar un recital en La Habana, con el cual estoy muy feliz – la sala estaba llena, vi muchos rostros familiares, disfruté mi presentación y creo que a la audiencia también le gustó.

¿Cuándo fue la primera vez que sus dedos recorrieron el teclado de un piano?

-Empecé a tocar piano cuando tenía cuatro años, en un pequeño teclado que pertenecía a mi tío Jorge Luis (quien tocaba la guitarra de oído). Mis clases de piano, en piano estándar, comenzaron una semana antes de mi quinto cumpleaños, con la profesora Rosalía Capote.

¿Quién descubrió su talento musical?

-Yo diría que toda mi familia. Ellos notaron que yo tenía un tono perfecto (aunque no sabían exactamente qué era eso, puesto que no eran músicos). Mi padre conoció a una señora que resultó ser directora de orquesta, y ella le recomendó que me llevara a una maestra de piano que ella conocía (Sra. Capote).

¿Cómo fue su educación musical en Cuba?

-Mi educación musical en Cuba fue fantástica. Tuve profesores maravillosos y muy dedicados, no solo en Piano sino en otras asignaturas musicales. Por supuesto, fui muy afortunada por haber tenido excelentes profesores desde el principio, porque en ese momento ni mi familia ni yo teníamos elementos para comparar.

Empecé con Rosalía Capote en Piano y Lucía Varona en Solfeo, entré en el Conservatorio de Música Manuel Saumell, donde estudié Piano con Hortensia Upmann y tuve muy buenos profesores en otras asignaturas musicales a lo largo de todos esos años, y culminé con Teresita Junco y Aldo López-Gavilán en Piano, Iliana García en Armonía y Análisis Musical, y mi educación en la Escuela Nacional de Artes (ENA).

Durante todos esos años también estuve en contacto con otros artistas con los cuales colaboré de una forma u otra – como los pianistas cubanos Nelson Camacho y Roberto Urbay, los profesores Miriam Cruz y Stanislav Pochekin, entre otros. Todos han sido parte de mi trayectoria y estoy inmensamente agradecida por todas las experiencias que viví en mi país natal.

¿Sus padres apoyaron sus planes de convertirse en pianista?

-Mis padres siempre me apoyaron, ambos han hecho mucho por mí y mi carrera, y aunque no son músicos siempre se esforzaron para ayudarme en todas las formas posibles. Siempre me llevaban a la escuela y a mis clases, hablaban con mis profesores, me ayudaban a organizar mi tiempo, se aseguraban de que yo tuviese un espacio tranquilo y cómodo para practicar y, por supuesto, un piano bien afinado.

Recuerdo que cuando era niña, mi madre iba a mis clases y escribía casi todo lo que decía mi profesora. Esto me resultó muy útil para recordar los ajustes que debía hacer al practicar – afortunadamente ya no necesito copiarlo todo.

Por otra parte, me complace mucho que nunca hayan sido tan estrictos. A veces me gusta hacer precisamente lo que las personas no quieren que yo haga (y viceversa), así que me alegra que ellos nunca me hayan obligado a practicar (ni siquiera a seguir en la escuela de música) porque quizás yo no amaría tanto mi carrera.

¿Cuándo comenzó a participar en competencias y festivales?

-Participé en festivales escolares cuando tenía 7 y 8 años, y también en la gala de apertura de un concurso que se llevó a cabo en el Teatro Amadeo Roldán. Competí por primera vez cuando tenía 9 años, en el concurso provincial Amadeo Roldán, celebrado en La Habana. Recuerdo cuando anunciaron los resultados y yo estaba parada junto a mis padres...

Ellos comenzaron de atrás hacia delante: primero la Tercera Mención, Segunda Mención, etc., hasta que llegó el Primer Premio. Después de que anunciaron el Primer Premio y todos aplaudieron, mi corazón se encogió... pensé “No gané nada”. Entonces anunciaron el Gran Premio y era yo.

Por supuesto, yo no sabía que había un Gran Premio, y mi tristeza de pronto se convirtió en una gran emoción que me hizo llorar descontroladamente. No podía dejar de llorar y tuve que buscar mi premio mientras me cubría el rostro con las manos...

Uno de los momentos más memorables en su carrera fue la presentación con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba en el 2007. ¿Cuáles son sus mejores recuerdos de ese momento?

-Ese fue un gran momento para mí. Ya me había encantado tocar con una orquesta durante mi primer concierto, cuando tenía 12 años e interpreté un concierto de Mozart con la Orquesta Sinfónica de Holguín, dirigida por Ivette Gómez Capote.

A esta gran oportunidad la siguió otra cuando tenía 14 años, con la Orquesta Sinfónica Nacional y el director mexicano Eduardo Sánchez Zúber. Fue muy emocionante.

Recuerdo que lo disfruté todo – la colaboración con el director y los músicos de la orquesta, el piano en el salón, la acústica – y también recuerdo que el concierto fue bastante difícil.

Disfruté mucho la presentación – hay una sensación de comodidad y apoyo cuando tienes a todas esas personas en el escenario interpretando una pieza musical junto a ti. Es muy diferente a lo que se siente en una presentación individual.

Quizás sea muy pronto para hablar sobre planes futuros, pero probablemente ya usted ha pensado en lo que le gustaría hacer cuando termine la escuela. ¿Qué tiene en mente para el futuro?

-Hace unos meses tuve una audición con el pianista y Profesor Kirill Gerstein para ir a estudiar con él en Alemania, en el Musikhochschule Stuttgart. Esto es parte de un programa de intercambio que solicité a través de mi escuela. Si todo marcha bien con la visa y los demás procesos, debería estar estudiando en Alemania a partir de septiembre, durante seis meses

También planeo participar en la Competencia de Piano Iturbi, en Valencia, España, entre el 16 y 25 de septiembre. Además de eso, y aprender alemán, no tengo otros planes para cuando termine mi maestría en la Manhattan School of Music en el 2016.

Mi verdadera meta es tener más presentaciones y compartir lo que tengo para ofrecer con tantas personas como sea posible, interpretar música clásica, conocer grandes músicos y compartir escenario con ellos, así como dar recitales y presentarme con orquestas de todo el mundo, y ganarme la vida de esta manera.

No sé exactamente cómo haré eso, sé que es un campo difícil y exigente, con mucha competencia, pero también sé que el trabajo duro y el entusiasmo valen la pena. Sería interesante volver a responder esta pregunta dentro de cinco años más o menos, y ver donde estoy en ese momento.

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