El último médico de Napoleón Bonaparte vivió y murió en Santiago de Cuba

29 de Octubre de 2014 3:07pm
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El último médico de Napoleón Bonaparte vivió y murió en Santiago de Cuba

El Grupo Excelencias le propone conocer acerca de una de las figuras extranjeras que vivió en Santiago de Cuba, Francisco Antonmarchi Mettei, el último médico de Napoleón Bonaparte, quien además se encuentra enterrado en el cementerio  Santa Ifigenia.

El 3 de abril de 1838 Antonmarchi con 49 años de edad muere en Santiago de Cuba a causa de la fiebre amarilla, enfermedad sobre la cual investigó,  y es enterrado en la bóveda de la familia Portuondo, quienes eran sus pacientes y para aquel entonces poseían el título de marqués de las Delicias de Tempú.

Hoy, esta afirmación es veraz gracias a la investigación que realizó el doctor Antonio Cobo Abreu, especialista en medicina legal, quien confirmó que el cuerpo exhumado  pertenecía a este médico francés que vio morir a uno de los más grandes estrategas militares de toda la historia de la humanidad. La noticia es conocida durante el marco  Festival del Caribe de 1994, dedicado a los pueblos de habla francesa.

En la exhumación del cadáver se podía observar múltiples estructuras óseas muy  bien conservadas, que en vida habían correspondido a un individuo europoide de aproximadamente 50 años, que media al morir 1,92 metros y que llevaba de muerto más de un silgo.

En la revista “Del Caribe” número 23 aparece un vasto artículo realizado por Cobo Abreu que tiene el último testimonio de Napoleón a partir de las referencias hechas por el doctor Antonmarchi, el cual expresa:

Quiero -me dijo- que después de mi muerte abráis mi cadáver y saquéis el corazón, lo pongáis en espíritu de vino y lo lleváis a Parma, donde lo entregareis a mi amada María Luisa. Id después a Roma, ved a mi madre y a mi familia  y decida todos los míos que el gran Napoleón ha expirado en esta triste roca en la situación más desfavorable careciendo de todo, abandonado así y a la gloria.

Antonmarchi fue el médico de Napoleón Bonaparte desde el 18 de septiembre de 1819 hasta el 5 de mayo de 1821, fecha de su fallecimiento en la isla de Santa Elena. Alrededor de este suceso siempre han existido cuestionamientos acerca de su labor como médico y se ha llegado a especular que él enveneno al emperador.

Tras la muerte de Napoleón Francisco emprende un periplo por distintos países europeos donde ejerció como cirujano y luego decide ir al continente americano. Donde primero residió fue en los Estados Unidos de América, en el sureño estado de Luisiana, luego en México y en los primeros meses del año 1837 en La Habana.

Entre los valiosos objetos que con sumo cuidado traía consigo, estaban el molde de la mascarilla que había hecho a Bonaparte momentos después de que falleciera, y las memorias del Emperador. De La Habana partió hacia Santiago de Cuba y durante el viaje hizo estancia en Puerto Príncipe, actualmente Camagüey,  donde se estableció por algunos meses y Bayamo fue su última escala antes de Santiago.

Ya en suelo santiaguero se encuentra con su único pariente,  Antonio Benjamín Antonmarchi y Chaignean, quien era su primo hermano y dueño del cafetal San Antonio y vecino del poblado de Santiago del Prado, actualmente El Cobre.

Enseguida ganó prestigio dentro de la sociedad santiaguera por sus valores profesionales y personales. Se le conocía como “El médico del Emperador”.  Aquí realizó varias cirugías y operaciones como catarata y a pesar de su poca existencia en tierra santiaguera siempre comentaba a sus familiares que los momentos más felices de su vida lo había pasado en Santiago de Cuba.

Según el benefactor de la ciudad Don Emilio Bacardí Moreau, a este médico le debemos una de las primeras casa de salud santiaguera, ubicada en la calle gallo esquina a Toro.  
Francisco Antonmarchi nació en la isla de Córcega, Francia,  el 6 de julio de 1789, en el seno de una familia acomodada. Su padre Juan Antonmarchi era un reconocido notario de la comarca.  Se hizo médico en la Universidad de Florencia. A juicio de quienes lo conocieron era un hombre de carácter activo, inteligente y locuaz.

El doctor Francisco Antonmarchi Mettei fue mucho más que el último médico de Napoleón Bonaparte. Fue un avanzado científico y un destacado representante de las migraciones francesas hacia Cuba ocurridas durante el siglo XIX. Entre los santiagueros de la época puso su ciencia y su saber al servicio de la sociedad. Sus restos se encuentran en esta indómita ciudad para orgullo de sus habitantes.

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