El candidato del Sur a la Unesco

13 de Febrero de 2013 2:34pm
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El candidato del Sur a la Unesco

El señor Rachad Farah, Embajador de Djibouti en París, es candidato a la Dirección General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y considera que esa entidad puede jugar un papel clave en función de la solución de conflictos y problemas que siguen afectando el crecimiento y desarrollo de los países del Sur. Sobre esta perspectiva, en la que se enfocaría su mandato, conversó con el Grupo Excelencias.

Usted aspira a la Dirección General de la Unesco ¿se trata de una candidatura djibutiense o africana?

-Presentamos esta candidatura como la candidatura del Sur.  Es africana, árabe pero también la del concierto de los países del Sur.  La Unesco cuenta con 198 países miembros, entre ellos el Grupo de los 77, y grandes naciones como China. Es una organización única que ha contribuido de manera significativa al establecimiento de la paz en el mundo.  Estos nobles objetivos han creado una corriente de tolerancia y reconciliación después de la Segunda Guerra Mundial, con el respaldo de personalidades emblemáticas como Eisenhower y De Gaulles.

Más que la paz, la Unesco ha contribuido a la construcción de la Unión Europea con la ayuda de la sociedad civil, del mundo científico y universitario. La organización fortalecida con estos pilares, ha promovido la integración gracias al desarrollo de la ciencia y la cultura, para imponer la escuela de Jules Ferry.  

Después de la  Segunda Guerra Mundial, la gran cita con la historia fue la caída del Muro de Berlín, la Unesco adoptó las nociones de crecimiento y desarrollo como motores de la paz en Europa.  La integración del viejo continente tuvo como base la cultura de la paz y el desarrollo.  Son objetivos que Europa ha alcanzado pero que constituyen aún desafíos para el Sur.  

Tenemos todavía en el hemisferio sur de la Tierra problemas relacionados con la falta de tolerancia,  poblaciones desplazadas, refugiados.  Si bien la ACNUR y la UNICEF desempeñan el papel que les corresponde,  brindando los cuidados que necesitan los 700.000 refugiados hacinados en un campamento en Kenia, ¿qué hay con la educación? La intervención de la Unesco es indispensable en esas zonas álgidas de la Tierra para promover la paz y la tolerancia mediante la educación y la cultura.  

Por esta razón creo es muy pertinente que el Sur se adueñe una vez más de la Unesco.  Los conflictos y los campos de desplazados ponen en peligro  el crecimiento en los países del Sur.  Al igual que en Europa, que logró reconstruirse gracias a la consolidación de la paz, podemos afirmar que el crecimiento sostenible debe ir de la mano del desarrollo científico. Como decía Nehru, la Unesco debe ser la conciencia universal.  Debemos actuar de manera tal que la Unesco tome las riendas y se ponga al servicio de las poblaciones del Sur para facilitar el diálogo mediante la cultura y la paz.

¿Por qué le correspondería a la Unesco y no a la ONU hacer esta promoción de la paz en los países del Sur?

-Como usted sabe la Unesco tiene una estructura democrática que representa una muy buena oportunidad para el establecimiento de la paz. Quizás sea un mecanismo que carece de flexibilidad y que ha envejecido. En 2015 la Unesco celebrará su septuagésimo aniversario, de ahí la necesidad de revisar este mecanismo e interesar a los jóvenes.  Al contar con los jóvenes la organización se pondrá a la altura de los retos del siglo XXI.

¿Se consideraría usted el sucesor de la obra del senegalés Amadou Mahtar Mbow, antiguo Director General de la Unesco?

-Por supuesto que sí! El señor Mbow tuvo que lidiar con algunos diferendos producto de la guerra fría.  Es toda una personalidad.  Su mandato en la Unesco corresponde a una etapa importante de la historia de la organización.  Abrazo la continuidad de su obra con miras a la universalidad de la Unesco, ya que nuestra época debe enfrentar más bien los desafíos de la globalización y de cierta unipolaridad.  El Sur necesita en este contexto de la Unesco como Europa a fines de la segunda guerra mundial y cuando hablo del Sur, hablo del Sur integral, desde la Unión Africana hasta la CELAC.

¿Qué oportunidades piensa usted que tiene, de asumir el cargo, con relación a la Directora General saliente, ciudadana búlgara, candidata a su propia reelección?

-Bulgaria es un país europeo de los Balcanes que no tiene las mismas características que nuestros países del Sur.   Creo que la tácita reconducción debe ser una excepción en organizaciones tan importantes como la Unesco.  Sería necesario que lo mismo que exigimos a los gobiernos lo apliquen las organizaciones internacionales.  La tácita reconducción corresponde al siglo XX, a  los acuerdos políticos y a los arreglos  que se remontan a la guerra fría. Esto no debiera ser algo automático en un mundo donde prevalecen los debates.

Unesco fue la primera organización en admitir la Palestina en calidad de Observador  ¿Qué tratamiento piensa usted darle a esta cuestión tan delicada una vez electo?

-La cuestión palestina data de hace 60 años.  Palestina fue aceptada en la Unesco en calidad de Estado Observador.   Estamos en el camino correcto.  Debemos actuar de manera tal que Palestina sea reconocida como Miembro de derecho pleno.  Creo que no puede ser de otra manera.

Usted es ciudadano de una región de África Oriental muy convulsa.  ¿Cómo podríamos hacer participar a la Unesco en la solución de cuestiones álgidas en esta parte del mundo?

-Tenemos que crear una dinámica más fuerte en la cultura de la paz, la tolerancia y la coexistencia.  La Unesco, por su vocación, está llamada a construir la paz con la ayuda de la educación, la cultura y la ciencia.  En África, Asia y América Latina queda mucho por hacer en este sentido.  El ejemplo de Europa es muy interesante.

Hace algunos años fuimos testigos de  un genocidio en los Balcanes.  Los países europeos lograron superar esta tragedia gracias a la cultura de la paz.  Nosotros, países del Sur, debemos adueñarnos de la Unesco para  difundir la cultura de la paz.   

Hemos visto algunos ejemplos de desenlaces felices en África, como es el caso de Somalia, donde gracias a los esfuerzos del Presidente de Djibouti, Ismaël Guelleh y otros líderes de la región, lograron restablecer la paz luego de un referendo cuyos resultados aceptaron todos las partes actuantes.  

Siempre y cuando las personas logren aceptar la responsabilidad compartida, habrá esperanza.  El concepto de cultura en materia de paz es una cultura de responsabilidad, de derechos y deberes.  Gracias a su sabiduría,  la Unesco podrá acompañar siempre todas las iniciativas emprendidas en los países del Sur con miras al establecimiento de la paz y la estabilidad.  

Nunca insistiremos lo suficiente en la historia vivida en Europa una vez terminada la segunda guerra mundial. He aquí un ejemplo de una región que padeció el nazismo y los cataclismos del Holocausto, y que en el espacio de tiempo de una generación logró la reconciliación y creó luego un movimiento político, económico y de desarrollo.  Debemos hacer lo mismo.

La Unesco ha desempañado el papel  que le corresponde en Europa.  Lo que le resta es abrir una nueva página con los países del Sur.  Ha habido cuatro Directores Generales europeos. Ha llegado el momento para los países del Sur (con la honrosa excepción de Amadou Mahtar Mbow) de adueñarse de la Unesco.  Soy musulmán moderado, africano y árabe.  Estoy convencido de que podemos pasar la página del choque de civilizaciones.

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