Ecoturismo con lupa para ver los bosques en miniatura de Cabo de Hornos

16 de Diciembre de 2016 11:50am
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Ecoturismo con lupa para ver los bosques en miniatura de Cabo de Hornos

La Reserva de Biosfera Cabo de Hornos, situada en el extremo austral del continente americano, esconde un mundo secreto y diminuto de musgos, líquenes e insectos que escapan al ojo humano y solo se pueden observar con lupa.

Este es el germen del “ecoturismo con lupa”, un concepto acuñado por el ecólogo y filósofo chileno Ricardo Rozzi, director del Parque Etnobotánico Omora, el epicentro científico de esta reserva situada en el archipiélago de Cabo de Hornos.

“El ecoturismo con lupa pone la atención en una realidad que generalmente es invisible pero que por eso es diferente, y en un mundo tan igual poner la atención en aquello que no se ve invita a las personas de distintas partes del mundo a poner un lente que magnifica pequeños seres”, explica Rozzi a Efe.

Rozzi ha sido uno de los ponentes en la Hackatón de Divulgación Científica e Innovación que finalizó el martes en Punta Arenas, al extremo sur de Chile.

El encuentro, en el que participaron jóvenes emprendedores de siete países suramericanos, tenía como objetivo estimular la generación de proyectos innovadores de divulgación de los conocimientos para plasmar y difundir el concepto de laboratorios naturales que abundan en la Patagonia y la Antártica.

El turismo con lupa es una forma de ecoturismo que invita a poner el foco en la rica biodiversidad que vive en la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos, una de las últimas áreas vírgenes del planeta, que pasa desapercibida al ojo humano.

Se trata de pequeños insectos, líquenes, hongos y musgos que constituyen bosques en miniatura que reproducen a pequeña escala todos los procesos naturales que se dan con especies de mayor tamaño.

El ecoturismo con lupa tiene también una vertiente cultural y filosófica para poner un freno al vértigo y la velocidad de la vida cotidiana.

“La lupa te obliga también a ir un poquito más lento y a recuperar esa capacidad de cultura y de relatos”, explica Rozzi, profesor en la Universidad de North Texas, en EE.UU., y en la Universidad de Magallanes.

El Cabo de Hornos, situado a apenas 1.000 kilómetros de la Antártida, es el sitio ideal para estudiar esta pequeña flora y fauna porque concentra casi el 6 % de la diversidad mundial de briofitas en un área que solo representa el 0,01 % de la superficie terrestre.

También es un punto estratégico para estudiar los efectos del cambio climático global por su ubicación geográfica, destaca Rozzi.

“Con el cambio climático, en Cabo de Hornos las especies saltan al mar o a la Antártida. Estamos viendo cuál es la tasa de extinción, cómo podemos mitigar y prevenir estas extinciones con el grado de endemismo que tenemos”, señala.

Un punto de inflexión en los avances científicos en esta zona austral puede ser la puesta en marcha del Centro Subantártico Cabo de Hornos, que se construirá en Puerto Williams en 2017.

El espacio albergará el centro universitario más austral del mundo y se centrará en tres líneas de acción: la educación, el turismo sustentable y la investigación científica subantártica.

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