Cusco y el Valle Sagrado de los Incas

11 de Mayo de 2017 9:36am
editor
Cusco y el Valle Sagrado de los Incas

La fundacion de Cusco de pierde en la memoria de sus orígenes míticos, cuando Wiracocha (dios del sol) creó a los incas en la laguna Titicaca y llamó al elegido, Manco Capac, dándole un báculo d eoro con la intrucción de que donde se hundiese, fundase una gran ciudad en su honor, después de recorrer muchos lugares, eligió este para fundar cusco, que significa "Ombligo del Mundo".

Cuando en noviembre de 1533, Francisco Pizarro y sus fuerzas penetraron en el corazón del imperio inca, vieron una ciudad que los llenó de asombro. Dotada de palacios, templos, almacenes y una disposición urbana vertebrada por calles orientadas hacia las salidas o puestas de sol. Hoy, sobre los muros ciclópeos de las edificaciones incas se levantan templos cristianos, conventos y casonas coloniales, que también provocan la admiración de visitantes de todo el mundo, siendo el mayor centro de arte antiguo de toda Latinoamérica.

Cusco se encuentra a dos horas de vuelo de Lima. El aeropuerto está muy cercano al centro de la ciudad capital, representada por su peculiar Plaza de Armas (costo del viaje: 8 soles, con el cambio a 2.60 soles por euro).

Mi primera visita fue al Qoricancha o primer templo dedicado al sol, la luna, las estrellas, el rayo y el arco iris. Los documentos del siglo XVI lo describen coronado por una cenefa de oro que recorría todo su muro perimetral y por láminas adosadas a las paredes que reflejaban los rayos solares, especialmente concentrados sobre un ídolo de oro que contenía, en un depósito colocado a la altura del vientre, las cenizas de los corazones de los Incas antecesores.

Sobre las estructuras del templo del sol se construyó la actual iglesia de Santo Domingo, de tal forma que en sus muros se puede observar cómo se funden los sillares incaicos de granito con el arranque de las bóvedas coloniales.

Visitar el Qoricancha nos costó 15 soles, además de la parte proporcional de un guía que, por 30 soles, contratamos entre cuatro españoles que nos conocimos en la fila de espera. Aconsejo visitar todo con guías, pues son baratos y claves para comprender cada cosa.

Para realizar las demás visitas me aconsejan comprar el Boleto Turístico de Cusco que permite el acceso a 15 monumentos, museos y yacimientos en los alrededores de la ciudad. Vale 130 soles, cuando el costo de la entrada por separado es de 70 soles cada lugar. Luego hay otro, llamado Circuito Religioso Arzobispal, cuyo precio es de 30 soles y permite la entrada a cuatro monumentos religiosos. Este también vale la pena pues, por separado, el acceso a la catedral sola cuesta 25 soles.

Cusco es una ciudad tranquila, agradable de pasear a pie. Aunque su barrio más típico, San Blas, tiene unas empinadas calles estrechas que le dan tipismo y sabor pero que, añadidas a su altura de 3.326 m, hacen resoplar a los que no estamos acostumbrados a las alturas. Sin prisa y con alguna infusión de mate de coca que brindan en los hoteles, la estancia no tiene problema.

El ombligo del mundo
 El casco histórico de Cusco sigue el trazado de la ciudad inca, como se puede observar por los muros de sillares graníticos a un lado y otro de las estrechas callejuelas. En la gran plaza central, la Plazas de Armas, se encontraban los palacios del Inca y su familia, cuyos solares están ahora ocupados por la imponente Catedral, las iglesia del Triunfo y de Jesús y María, que forman en realidad un solo conjunto de visita imprescindible.

Ocupa toda la fachada siguiente la iglesia de la Compañía de Jesús con su espléndida portada barroca, más ornada que la de la catedral, aunque esta última tiene el mejor interior de todo Perú. El resto de los lados de la plaza están flanqueados de arcadas repletas de restaurantes de comida típica peruana, que goza de muy buena fama; de tiendas de artesanía en plata cuyo trabajo y precio son bastante favorables; además de bancos, casas de cambio, etc. Al medio, una fuente con la figura del fundador Manco Capac indica que estamos en el centro del “centro del mundo”, de modo que desde aquí arrancan todas las calles interesantes de la ciudad.

Tal vez la más típica sea la calle Hatunrumiyoc (que significa en quechua “calle de las piedras grandes”), famosa por la piedra de doce ángulos incrustada dentro del conjunto mural inca que constituye la fachada del Palacio Arzobispal. Desde allí arranca la cuesta de San Blas que nos lleva al barrio más típico e interesante, repleto de artesanos. Es la ruta perfecta para la compra de recuerdos y de las célebres pinturas cuzqueñas. Arriba se encuentra la iglesia de San Blas, que tiene uno de los púlpitos más impresionantes que he visto, trabajado a partir de un solo tronco de cedro, está considerado el mejor ejemplo de talla de estilo churrigueresco.

Durante mis días de estancia subo y bajo calles que empiezan o acaban en la plaza del centro del mundo. De modo que lo ideal es agarrar un hotel cercano a ella para tenerlo todo a mano. Por eso me alojo primero en el hotel Ruinas, a dos cuadras de la Plaza de Armas y luego en los maravillosos hoteles Monasterio y Palacio Nazarenas, que están a pocos minutos subiendo por la calle donde se encuentra el Museo Inca, en la recoleta Plaza de las Nazarenas.

Desde la Plaza de Armas observo una ermita sobre un cerro, pienso que debe tener muy buena vista. Para ir allí agarro un taxi, la calle por la que sube y luego baja es de auténtico vértigo, de esas que de inmediato piensas “qué buenos frenos debe tener”. Efectivamente, desde la explanada de San Cristóbal hay una vista espectacular de Cusco.

EL VALLE SAGRADO

Las anteriores son visitas imprescindibles de la ciudad, pero hay otras que se pueden hacer con tiempo. Entre ellas: Mercado de San Pedro, iglesia de Santa Clara, de San Francisco, la Merced... ¡hay mucho que ver!
Luego están los yacimientos incas del Valle Sagrado que parte de la ciudad, para visitar con agencias de turismo o contratar un taxista todo el día (200 soles) e ir documentado o contratar un guía in situ. Opte por esta última opción. Subrayo los más espectaculares:

Sacsayhuamán: Parece una obra hecha por gigantes. “...al que la ha visto y mirado con atención le hace imaginar y aún creer que fue hecha por vía de encantamiento o que la hicieron demonios y no hombres”. (Inca Garcilaso, 1609)
Se ubica a 250 m por encima de la ciudad y está dotada de tres sucesivos baluartes zigzagueantes coronados por tres torres (desde la mayor se ven sus cimientos). Los enormes bloques de gran dureza fueron tallados a base de martillos de bronce (no conocían el hierro) y pulidas con arena, agua y otras piedras. Son en sí mismas esculturas que se hacen arquitectura en la medida que cada cual encaja armónicamente con las de su entorno.
Cada mes de junio, en su explanada se realiza la evocación de Inti Raymi o Fiesta del Sol. Es un espectáculo que suele ser noticia en muchísimas televisiones mundiales por su espectacularidad única.

Quenqo: Cerca del anterior, son una ruinas misteriosas, pues los alarifes aprovecharon una oquedad bajo la tierra para tallar en la roca viva un altar donde se dice hacían los procesos de momificación. Presidido por el nicho donde estaría colocado algún ídolo que acogiese o acompañase a los muertos que volvían al interior de la Pachamama (Madre Tierra).

Pucapucara: Fuerte que controlaba el acceso de hombres y productos hacia Cusco, exigiendo pagar el tributo correspondiente.

Tambomachay: Era un lugar de fuentes ceremoniales donde efectuaban rituales de purificación. Los incas sacralizaban la Naturaleza y vieron en los manantiales poderes protectores de la vida. Las ruinas presentan una estudiada escenografía arquitectónica donde hay hasta huecos que albergarían momias de personajes divinizados.

Pisac: A 32 km de Cusco. Aquí se inicia el Valle Sagrado que, terminando en Machu Picchu, cobija a lo largo de 100 km la mayor concentración de monumentos edificados por el imperio Inca. Está bañado por el Urubamba, cuyo nombre antiguo era Vilcanota (Río Sagrado).
La vasta área monumental de Pisac ocupa una posición dominante sobre el valle. Destaca por la espectacularidad de sus andenes agrícolas. Esta capacidad de crear terrazas, allí donde consideraban había un microclima favorable, les permitía obtener altos rendimientos en las cosechas. Pisac es el mejor ejemplo de ese tipo de agricultura, adaptada al diseño geométrico de las laderas.

Moray: El taxista me lleva por una altiplanicie hasta llegar a una especie de embudo con una serie de andenes concéntricos que en principio ni te imaginas que fuesen laboratorios ambientales para ir probando variedades de cultivos y seleccionarlos genéticamente en función de la altura, pues entre el andén superior y el inferior se producían variaciones de hasta 5 ºC. Asimismo, los muros de piedra generan un contenedor que rellenaban de diferentes composiciones de gravas y arenas (drenajes), suelos y abonos, para ir experimentando los mejores resultados, que luego se aplicaban extensivamente a lo largo del imperio.

Chinchero: Me encantó esa combinación de sencillo pueblo colonial, ruinas (la iglesia está construida sobre enormes muros incas) y personas con vestimentas tradicionales. Produce sensaciones como si el tiempo no hubiese pasado. Está ubicado a 3 770 msnm.

Salinas de Maras: Impresionantes y muy fotogénicos son los miles de pequeños estanques de poco fondo labrados a lo largo y ancho de la ladera, donde se recoge de los manantiales agua tibia sobresaturada de sal. Las salinas son usadas desde el tiempo de los incas hasta la actualidad, pues 450 familias siguen trabajándolas.

Ollantaytambo: Es el único pueblo habitado que realmente conserva gran parte del urbanismo de los incas. Me doy una vuelta por su mercado y observo que muchas mujeres y hombres siguen utilizando la colorida indumentaria tradicional. En las afueras, el yacimiento inca impresiona por su larguísima y empinadísima escalinata. Es cuestión de ir subiendo con calma e ir descansando mientras se contempla su situación, que fue elegida en función de una especial orografía, relacionada con los desplazamientos del sol y las formas de las montañas.

 
Donde alojarse
- Hotel Ruinas: Un 3 estrellas con excelente relación calidad-precio. Buen desayuno incluido. De toda confianza, limpieza y confort. Situado en calle Ruinas 472, a solo dos cuadras de la Plaza de Armas. Tel. +51 (84) 260644. www.hotelruinas.com
- Hotel Monasterio: Ocupa el antiguo monasterio de San Antonio Abad en el típico barrio de San Blas. Monumento Nacional, construido en 1592. Un 5 estrellas lleno de arte y excelente atención. El refectorio es ahora donde se ubica el restaurante y es una maravilla cenar como en pleno renacimiento colonial rodeado de tantas obras de arte, música clásica en directo y excelente cocina. Calle Palacio 140. Tel. +51 (84) 604000 www.belmond.com/es/hotel-monasterio-cusco
Hotel Nazarenas: Junto al anterior, el hotel se encuentra en otro precioso monasterio minuciosamente rehabilitado. La atención es fantástica en este 5 estrellas, el más exclusivo de la ciudad. Aún estoy recordando un postre de chocolate tan especial que por sí solo merecería un reportaje gourmet. Plaza Nazarenas 276, a cinco minutos andando de la Plaza de Armas. Tel. +51 (84) 582222 www.belmond.com/es/palacio-nazarenas-cusco.

Tomado de la Revista Excelencias
 

Back to top