Azores, un prodigio de la naturaleza en medio del Atlántico

25 de Abril de 2016 1:51pm
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No le faltan méritos a las islas Azores, un archipiélago de nueve islas a casi 1.500 kilómetros de Lisboa, para ser un destino de calidad, cercano y barato que puede convertirse en breve en uno de los favoritos de los viajeros españoles.

En la inmensidad azul del Atlántico, la naturaleza creó una tierra repleta de belleza natural que espera a que la exploren: el archipiélago de las Azores. Están reconocidas como primer destino Quality Coast de platino  del mundo y como segundo mejor archipiélago de turismo sostenible, según National Geographic; están en el Top 10 mundial para el avistamiento de cetáceos; son uno de los mejores destinos del mundo, según Lonely Planet; la región de Furnas en la isla de San Miguel es la zona
volcánica más atractiva del mundo y, además, varias zonas de las islas son
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Nueve islas, nueve pequeños mundos, que tienen tanto en común como de diferente, pero en las que la todos sus habitantes comparten su simpatía y amabilidad hacia el visitante. Un archipiélago que, por su lejanía, por estar en medio del Atlántico norte, han sido mil veces perdidas y halladas. Fueron descubiertas por Diogo de Silves en el siglo XV y colonizadas después por navegantes en busca de nuevas tierras para la esperanza.

Los volcanes, con un ojo abierto y otro cerrado, siempre ansiando despertar y en cuyo fondo de los verdes cráteres que dominan la geografía isleña se han formado lagunas de agua cristalina y el océano furioso, confieren a los nacidos aquí un espíritu de supervivencia que les incita a pensar que cualquier cosa es efímera.

Todo, menos su propia naturaleza: hay cráteres, fajãs, cascadas, piscinas entre la lava y muchas flores. En cada isla hay siempre un rincón donde sentirse parte del paisaje.

Si hay algo por lo que los azoreños llevan luchando desde mucho tiempo atrás es por mantener intactas sus costumbres, como si la vida les fuera en servir un vaso de vino, en secar pétalos de hortensias o en pintar de colores escamas de pez. Los viejos lobos de mar han dejado paso a gentes sencillas, apegadas a la tierra. La agricultura y la pesca son dos grandes fuentes de ingresos. Lejos están los tiempos en que los arponeros de las Azores eran los más demandados por las grandes compañías navieras, por su valor a la hora de dar caza a las ballenas. Hoy en día esta actividad está prohibida, pero los marineros siguen saliendo al océano para recordar antiguas historias.

Resulta difícil imaginar en qué gastaban su tiempo Francis Drake, Walter Rilley o Richard Greenville, esos temibles piratas que forman parte de la leyenda universal, durante su estancia en Ponta Delgada, en Flores, improvisada guarida en algún momento de sus vidas. Los imaginamos contemplando el océano, que resulta especialmente bravo en la cara norte de la isla, asomados a los acantilados desde alguno de los numerosos miradores que recorren la costa o quizás viviendo el atardecer más hermoso con el que pudieran soñar en el ilhéu de Monchique, el punto más occidental del continente europeo. La sensación de soledad se multiplica aquí hasta el infinito: tan sólo la silueta de la isla de Corvo, con su caldera envuelta
en perennes nubes, devuelve a la realidad para hacernos olvidar la inmensidad del Atlántico.

Caminar por senderos imposibles que suben hasta el cráter de un volcán o descienden hasta playas de arena negra es una de las actividades al aire libre que se pueden realizar en las islas, auténtico paraíso para los amantes de las emociones fuertes.

Windsurf, submarinismo, parapente, espeleología... hay miles de propuestas para estar en contacto con la naturaleza más pura. Basta con echar un vistazo desde cualquiera de sus muchos miradouros para darse cuenta de que estamos ante uno de esos pocos paraísos terrenales de los que se puede disfrutar en el mundo. Son muchas las rutas senderistas que se pueden realizar en cada una de las islas.

El origen de las Azores se encuentra grabado en los 1.766 volcanes que existen en este archipiélago, nueve de los cuales todavía se encuentran en activo. De toda esta riqueza natural nació el Geoparque de las Azores, que forma parte de la Red Europea y Global de Geoparques, y que pretende promocionar y proteger el patrimonio geológico de este archipiélago. En efecto, volcanes, naturaleza y vida marina son tres de sus muchos atractivos. Tempestades, volcanes y ballenas forman parte de sus
mitos y leyendas.

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