La vuelta al mundo en 80 días… y seis meses más

27 de Mayo de 2015 8:17pm
corresponsal
La vuelta al mundo en 80 días… y seis meses más

Llegarán a los cinco continentes, navegarán algunos de los mares más peligrosos del mundo, desafiarán temporales y pasarán hasta 25 días sin ver tierra. Pero, marinos ecuatorianos han decidido hacer historia. Tras navegar por casi 40 años, El Buque Escuela Guayas, de la Armada del Ecuador, ha puesto un reto: dar la vuelta al mundo por primera vez. A diferencia de lo que ya conocemos, su travesía no le llevará 80 días como al londinense Phileas Fogg… y su primera escala no fue Suez. La primera ciudad del Buque Escuela fue Balboa, Panamá y ahora, visitan La Habana, Cuba, en lo que sería su cuarto puerto.  

Lleva nombre de un cacique Huancavilca, tribu nativa de Ecuador. Su dotación es de 142 tripulantes aunque tiene capacidad para 182. Perfectamente conservado, la nave que detiene el paso de quienes transitan la Avenida del Puerto en La Habana es clasificado como uno de los veleros más grandes del mundo. Salió el 12 de mayo de Guayaquil y regresará el 1ro de febrero de 2016.

Así nos lo cuenta el Comandante del Buque Escuela Guayas, Carlos Zumárraga Asanza, capitán de navío-EM, quien recibió a este equipo de prensa del Grupo Excelencias en una de las cámaras más bellas de la nave.

En octubre de 1976 fue la botadura de este buque ¿Por qué casi 40 años después deciden realizar su primera vuelta al mundo?
—Lo primero es que se trata de rescatar una serie de requerimientos del estado de emplear esta nave como embajada. La idea es potenciar el trabajo de algunas instituciones como el Ministerio de Relaciones Exteriores; el Ministerio de Comercio con la promoción de la producción ecuatoriana; el Ministerio de Turismo con todos sus mercados metas y sus campañas promocionales o el Ministerio de Cultura con sus muestras particulares.


Y un objetivo propio de La Armada es cumplir un reto que no habíamos hecho antes: dar la vuelta al mundo navegando a vela. Este será un viaje para complementar la formación naval de nuestros guardiamarinas, fortalecer su honor y aprender a respetar y amar al mar.

Hacía 15 años que no tocaban puerto cubano ¿qué expectativas traen consigo esta vez?
—Desde siempre y con muchas más fuerzas en los últimos tiempos, Cuba se ha convertido en un país con gran importancia en cuanto al intercambio de las fortalezas mutuas. Somos hermanos y amigos. Cuando planificamos la ruta, nuestro comandante general tuvo la idea de que el buque pasara por Cuba. Se unieron las estrellas y se dio la posibilidad de atracar en La Habana y luego, el tiempo posible para participar en el Tall Ships, al que vamos en el Atlántico Norte. El buque tiene una agenda que básicamente son los Tall Ships y las vueltas a Suramérica pero ahora coincidió en Cuba y ojalá siempre vengamos.

Tocarán unos 23 puertos ¿Cómo está previsto el recorrido?
—Hay varias actividades importantes. Una de ellas era esta visita a Cuba. Luego tenemos otro evento que es atender a las colonias de ecuatorianos en el exterior. Tenemos dos puertos importantes: Nueva York y Murcia en España. Vamos a estar en Cartagena, que es muy cerca. La idea es que se sientan en su país. Muchos no pueden regresar por problemas legales y es entonces cuando nuestro buque funciona como el Ecuador. Si estás aquí, estás en el Ecuador.

Y otro evento importante es nuestra participación en el Tall Ships, una regata de grandes veleros, buques como este y que se va a realizar en el Atlántico Norte: Belfast, Reino Unido; Alesund, Noruega; Aalborg, Dinamarca y otras.

¿Qué tiempo prevén para cada puerto?
—Este crucero está programado para aproximadamente cuatro días en cada ciudad. En 10 meses, cuatro días, 23 puertos, es poco tiempo. La gran mayoría estamos en el mar. Podemos estar un promedio de 15 días en el mar. Algunas veces estamos 25, otras cinco.

¿A qué más le temen una vez que están en el mar abierto?
—Como comandante, lo que más temo son los fallos humanos y el exceso de confianza. Cuanto más navegas, puedes pecar de exceso de confianza. En este buque, trato de hacer las cosas yo y que mi tripulación las haga como si fuese la primera vez. Mas allá de que seamos experimentados, nunca lo seremos lo suficiente.

¿Lo más atractivo?
—Conocer gente. Toda diversa. Tropicales como ustedes o anglosajones o vikingos en el norte de Europa. Los latinos mediterráneos del Caribe, los africanos, la gente de Oceanía, y luego nuestra gente en Suramérica.

Me dicen que esta es una nave muy singular ¿Qué pudiera  distinguirlos de otros buques escuelas?
—Yo creo que el marino es el mismo en todas partes con el mismo estilo de vida raro, poco entendible para la gente de tierra. Aunque es cierto que no hay un buque igual. Somos muy parecido al Simón Bolívar de Venezuela o al Gloria de Colombia. Este tiene clasifica entre los veleros más grandes. Los atractivos es la belleza de las cámaras, cuando tienen sus velas desplegadas. Los distingue nuestra banda que toca música bailable. Hacen bailar a todos.  

Todo marino se siente protegido en el mar por alguien o por algo…
—Nosotros somos religiosos. Oramos todos juntos todos los días a las ocho de la mañana. Los domingos hay un momento importante que es un misal, una ceremonia de meditación muy parecida a la de la Iglesia Católica, válida para cualquier creencia. La presido yo. Siempre le oramos a stella maris, la Patrona de la Armada, guardiana de los marineros. Nuestra Virgen del Carmen está en varios sitios del buque. Es alguien que nos cuida.

Hay un dicho que dice El no sabe orar que no se embarque o si quieres aprender a rezar sale al mar. Y es que cuando sales al mar, estás impotente, estás en manos de un monstruo gigante que es el mar. No eres nadie, por más grande que sea el buque, el mar lo puede destruir. Y miente aquel que esté en el mar y no ore. No importa si cree o no en el mar se aprende a orar.

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